El cigarrillo hace un dibujo sobre el diafragma abierto
mientras dialoga el brazo a la italiana cerrando el puño
y sigo preguntándome cuanto quedará para los pies descalzos
Camina delante de mí
y zigzaguean los mofletes del culo
y la puerta se cierra
y la luz deja de caer de arriba
y se desliza blanquecina desde abajo
y el móvil se apaga
Bebimos café por la mañana
en el de la esquina
en el austriaco aquel
recuerdo por el sabor de la saliva
Joder
ese café tenía sentido
incluso una vez olvidado
y cuando acabe esta noche vendrá otro café a hipnotizarme
junto al sonido del soplador de hojas y su absurdo empleo
haciendo de la selva unos matojos
y de los matojos una selva